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Hola a todos,
La temporada alta suele ser sinónimo de calendarios apretados, mucho ajetreo y constantes idas y venidas par...
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La Superhost Kristen Carson no siempre se imaginó como emprendedora en el sector del hospedaje. En la universidad, fundó una organización internacional sin ánimo de lucro que ponía en contacto a los estudiantes con profesionales, pero no sabía que esa idea de conectar a la gente acabaría convirtiéndose en su trabajo. Después de sacarse la carrera de Ingeniería Mecánica y Marketing, y tras pasar una temporada como consultora de estrategia, su vida dio un giro inesperado cuando ella y su ahora marido, Brian Alford, compraron un adosado de tres dormitorios en Austin, Texas, en el año 2011.
Carson y Alford encargaron a un grafitero que pintara un mural en su salón y, por casualidades del destino, «alguien de la MTV lo vio por las ventanas y se puso en contacto con nosotros porque querían alquilarlo para rodar entrevistas a artistas para South by Southwest», nos cuenta Carson.
Y así comenzó un año y medio de hospedarse en hoteles todos los fines de semana, mientras grupos numerosos de personas reservaban su casa en Airbnb para despedidas de soltero, bodas y otros acontecimientos del estilo. En ese momento, Carson y Alford, abogado de start-ups, tenían un objetivo en mente: alquilar su adosado para poder comprar una casa unifamiliar. «Esto ocurrió antes de que Airbnb fuera tan conocido en Austin», afirma Carson, que, además, es la directora ejecutiva de Simply International, una compañía logística que puso en marcha para ayudar a estudiantes internacionales en los Estados Unidos.
Para 2013, habían ganado suficiente dinero anunciando su adosado de East 6th Street para comprar una casa de estilo bungalow de los años 30, que reformaron y han convertido en su hogar. El adosado sigue anunciado en Airbnb, pero Carson sueña a lo grande. «Quería comprar otra propiedad», dice. Así, ocho años después de dar la bienvenida a su primer huésped en Airbnb, nació Inn Cahoots, una colección de cinco anuncios en Airbnb.
Mucho espacio en la posada
En Austin es ilegal alquilar un espacio residencial para estancias cortas a grupos de más de 10 personas, viajes de descanso para empresas y reuniones familiares incluidos, por lo que esos viajeros suelen acabar en hoteles tradicionales. Inn Cahoots ofrece otra opción: el edificio de tres pisos, situado también en East 6th Street, «no está en [un] barrio, sino en una zona clasificada para uso hotelero, así que no tiene que seguir las mismas normativas de alquiler para estancias cortas que los anuncios de alojamientos residenciales en Airbnb», comenta Carson.
La propiedad, que se inauguró en marzo de 2019, cuenta con cinco viviendas que son como apartamentos de complejos residenciales, con cocina y salón propios. «Ofrecemos la comodidad de un alojamiento en Airbnb, con los servicios de un hotel», dice Carson. La posada está preparada para la vida comunitaria: los 23 dormitorios cuentan con literas que tienen un colchón de cama «queen» en la parte inferior y otro doble en la superior. Con respecto a su capacidad, Inn Cahoots puede alojar a 107 huéspedes, ya que en algunas de las habitaciones se pueden añadir camas individuales.
Durante cuatro años, Carson trabajó con diseñadores y contratistas para crear un espacio modular que también pudiera funcionar para grupos más pequeños. «Lo diseñamos específicamente siguiendo las peticiones que habíamos recibido de este tipo de grupos», relata Carson.
Por ejemplo, cuando eran demasiadas personas en una despedida de soltero y no cabían todos en el adosado de Carson y Alford, también alquilaban la casa de un vecino. «Fue entonces cuando decidimos que sería genial poder unir las viviendas», dice Carson, así que instalaron puertas industriales como las de los garajes que separasen o conectasen tres de los cinco alojamientos.
Todo queda en familia
El camino de Carson como anfitriona no siempre ha sido fácil. Una vez, en el año 2015, ella y su marido compraron un terreno de 600 metros cuadrados con la ayuda de 11 inversores (más de la mitad de los cuales son anfitriones en Airbnb), y tuvieron que pasar años convenciendo al Ayuntamiento de que aquel espacio único se merecía varios permisos. Y, poco después de crear Inn Cahoots, en marzo de 2018, Carson se enteró de que estaba embarazada de su primer hijo.
Sobre el proceso de construcción en sí, Carson afirma: «Probablemente fue una de las cosas más difíciles a las que me he enfrentado en mi vida. Al poco de empezar ya vimos que el coste sería superior al previsto. Además, que coincidiera con mi embarazo no ayudó precisamente a que fuera un camino de rosas».
Con un bebé a punto de llegar, el proyecto pasó de ser un proyecto personal a una colaboración familiar. «Básicamente, toda mi familia se apuntó para ayudarnos a levantar este sitio», dice. «Mis padres decidieron arrimar el hombro y mi marido empezó a involucrarse. Los contratistas se esforzaron más y mis compañeros de trabajo también nos echaron una mano, porque es algo que no puede hacer una persona sola». Hoy en día, tiene un equipo de 11 empleados.
Al final, esa experiencia hizo que todo fuera más llevadero. «La verdad es que es un trabajo que se debe hacer con amor», afirma. Un año después de que se pusieran manos a la obra, Inn Cahoots ya estaba terminado. En julio de 2019 nació su otro hijo.
Un diseño sobrio y moderno con cierto toque texano
Con una pared entera hecha de altavoces o un lavabo diseñado alrededor de una bicicleta (¡sí, como lo lees!), Inn Cahoots está pensado para ser único y no un simple espacio para dormir. «Me encanta estar por allí porque la gente conecta con este ambiente tan genial y divertido», cuenta Carson. «Diseñé estas sillas de montar, y la gente las ve y exclama: "¡Cómo molan!". Y eso me hace sentir de maravilla, la verdad».
Otro de los aspectos favoritos de los huéspedes es el grifo de piedra con forma de cabeza de león que dispensa vino espumoso y cerveza, y que también puede transformarse en una máquina de bebidas con helado de Dr. Pepper si los huéspedes lo prefieren. «Hemos pasado un montón de tiempo trabajando en los detalles», asegura Carson. Y los huéspedes lo perciben, por lo que Carson siempre recibe evaluaciones de 5 estrellas.
Ser buena anfitriona... y vecina
Carson se esfuerza por conocer a sus vecinos. «Una de las cosas que más nos ha importado es la opinión de los vecinos», dice. «Independientemente del tamaño que tenga tu propiedad, es imprescindible mantener una comunicación fluida con los vecinos. Cuando empezamos a anunciar [nuestra primera propiedad], vivíamos allí. Avisamos a nuestros vecinos y nos enviaban un mensaje si algún huésped estaba armando mucho jaleo».
Carson aún no tiene suficiente. Ella y Alford acaban de comprar el terreno contiguo al suyo, que cuenta con cinco camiones de comidas que esperan incorporar en la ampliación, y a Carson le gustaría transportar este mismo concepto a otras ciudades. En este momento, tiene en mente Nueva Orleans, San Diego y Nashville, ya que se centra en hospedar de forma segura a grandes grupos que no encuentren alojamiento (o no puedan hospedarse por razones legales) en viviendas unifamiliares y barrios más tranquilos. Al menos a Carson nunca le falta inspiración: «Se me ocurren ideas constantemente», cuenta. «Es lo que más me gusta hacer».
