Hospedar en una habitación privada puede tener ventajas increíbles: atraer a huéspedes que valoran la conexión local, hacer nuevos amigos de todo el mundo y crear un sentido de pertenencia en tu propia casa. También puede conllevar retos únicos, desde compartir la cocina hasta proteger las pertenencias. Por ese motivo, hemos pedido consejo a anfitriones experimentados en hospedar en habitaciones privadas. Si ya hospedas en una habitación privada, es posible que sus respuestas te sirvan de inspiración. Y si aún no lo haces, sus sugerencias tal vez te ayuden a decidirte.
Indica con claridad que se trata de una habitación privada
A veces, los huéspedes ojean los anuncios rápidamente, así que procura ser lo más explícito posible. Los anfitriones te sugieren utilizar determinadas palabras clave al componer el anuncio.
- Escribe «habitación» en el título y el resumen, y envía un mensaje de bienvenida antes de la reserva que indique «esta es una habitación privada y el [alojamiento] se comparte con el anfitrión». —Till + Jutta, Stuttgart (Alemania)
- Recuerda incluir lo siguiente: «Los huéspedes deben tener en cuenta que están compartiendo un hogar». —Helen, Auckland (Nueva Zelanda)
- «Soy totalmente sincera en la descripción del anuncio. Repito los aspectos importantes: un solo baño, un televisor con conexión a antena, carretera sin asfaltar, sin wifi, sin aire acondicionado». —Laurene, Florence (Canadá)
Indica claramente quién vive en la casa
Una de las razones principales por las que los huéspedes eligen habitaciones privadas en alojamientos enteros es para relacionarse más con los habitantes de la zona. Por lo tanto, puede ser una sorpresa para ellos encontrarse con otros huéspedes, familiares o mascotas que no esperaban. «Un momento, ¿y tú quién eres?». Un huésped comentó lo siguiente sobre una estancia en una habitación privada: «Todo iba perfecto... hasta por la mañana, cuando quedó claro que mi "baño compartido" no era solo compartido con la anfitriona, sino también con las otras tres habitaciones que alquilaba». Estos anfitriones han descubierto que establecer las expectativas correctas es la clave:
- «Deja claro en tu anuncio que hay zonas comunes. Cuando empecé a hospedar, creía que tenía que andar de puntillas por la casa y evitar que me visitara nadie, pero eso no es sostenible. Así que ahora indico en mi anuncio que se trata de un hogar en el que vive gente y que puede haber visitas de vez en cuando. Así, los huéspedes tienen claro de antemano qué pueden esperar». —Kath, Albany (Australia)
- [Una huésped] puede sentirse incómoda si tiene que compartir el baño con un huésped masculino. [Un huésped masculino] podría tener problemas con el tipo de espacio que tendrá que compartir con otros huéspedes. Debes encargarte de que la experiencia sea lo mejor posible para todos los huéspedes, así que asegúrate de que tus comunicaciones sean siempre muy claras». —Emily (Italia)
Da la bienvenida a tus huéspedes para ponerlos en situación
Recibir a los huéspedes en persona es especialmente útil si alojas en un espacio compartido. Muchos anfitriones nos han dicho que, cuando llegan los huéspedes, les dan la bienvenida, les enseñan la habitación y la casa, y rompen el hielo tomando un té o un café y hablando sobre cualquier detalle:
- «Los huéspedes llegan cansados y un poco desorientados. Si los saludas al comienzo de la estancia, no suele haber problemas». —María José, España
- «Al llegar, indica claramente qué zonas pueden utilizar los huéspedes y cuáles son exclusivamente privadas. No te olvides de decir que esperas que la cocina se mantenga limpia, ya que hay huéspedes que provienen de culturas que cocinan y cenan tarde por la noche». —Thomas, Basilea (Suiza)
- «Dejo mis normas claras en la guía de la casa y hablo con los huéspedes sobre las luces, las ventanas, el tiempo de descanso, llegar tarde/pronto a casa…» —Paul, Londres (Inglaterra)
Proporciona normas de la casa específicas y detalladas
Ten en cuenta tu propio horario y tus necesidades al crear directrices sobre cómo deben interactuar los huéspedes con tu espacio.
- «Los huéspedes pueden utilizar la cocina, pero especifico nuestros horarios de comida para no sentirnos invadidos». —Françoise, París (Francia)
- «Especifica si pueden utilizar la lavadora y la ducha libremente o solo durante ciertas franjas horarias». —Emily (Italia)
- «Para mí, es primordial dejar claro esto: "En esta casa no se puede fumar". Los huéspedes pueden fumar en el patio trasero, de forma que los no fumadores pueden estar en el patio delantero». —Gerlinde, Kempen (Alemania)
- «Sé amable y flexible, ¡pero NO digas a todo que sí! Mi hora de llegada es a las 16:00 de la tarde y me preguntan si pueden venir a las 10:30. Mi respuesta es: "Lo siento, pero no es posible, ya que los huéspedes anteriores no se marchan hasta las 11:00 y luego necesitamos un par de horas para limpiar la habitación a fondo. Si quieres dejar el equipaje a las 11:00, puedes hacerlo sin problemas. Trataremos de tener la habitación preparada un poco antes. ¿Qué te parece a las 14:00?"» —Suzanne, Wilmington (Carolina del Norte)
Haz que las estancias dejen un buen recuerdo
Los detalles personales, como el desayuno casero, la decoración de artistas locales o incluso una onza de chocolate, pueden hacer que la estancia de un huésped sea especial. Aquí tienes más ideas de los anfitriones:
- «Para mí, [el desayuno] es el momento más divertido, porque hablamos mucho. Muchos huéspedes eligen mi anuncio por el desayuno ecológico, que figura en el título». —Celine, Saumur (Francia)
- «He dormido en la habitación privada que tengo publicada para hacerme una idea de si resulta cálida o fría y saber de primera mano qué experimentan los huéspedes. He añadido madera natural, un macetero escalonado junto a la cama, donde los huéspedes pueden dejar su teléfono, libros, bebidas, etc., y se ha convertido en tema de conversación». —Helen, Auckland (Nueva Zelanda)
- «Dejo folletos sobre la ciudad, revistas. Nosotros [hemos decorado con] cuadros de artistas locales. Los huéspedes lo aprecian y a menudo me preguntan dónde pueden comprarlos. Hemos instalado un escritorio plegable, porque tenemos muchos huéspedes en viaje de negocios». —Emmanuelle, Rennes (Francia)
- «He organizado las habitaciones como me gustaría encontrarlas si yo fuera el huésped. En las habitaciones hay toallas limpias, un hervidor con tazas, té y café, y vasos. Incluso hay artículos básicos de farmacia». —Christine, Clohars-Carnoët (Francia)
- «He añadido un alargador eléctrico y una regleta. Cada habitación tiene una lámpara de noche. Por la noche, siempre dejo dos vasos de agua para que [los huéspedes] no tengan que levantarse por la noche, así se hace menos ruido». —Ana, Galicia (España)
- «Dales tapones para los oídos, ¡en serio! Coloca unas tiras antirronquidos en un platito con una tarjeta escrita a mano: "¡Si quieres probarlas, no lo dudes!"». —Cathie, Darwin (Australia)
Pregúntales si quieren interactuar
¿Cómo se sabe cuándo pasar tiempo con los huéspedes y cuándo dejarlos tranquilos? Los anfitriones dicen que es fácil: pregúntales con antelación si les gustaría interactuar y con qué frecuencia. También han sugerido otros detalles que hay que tener en cuenta:
- «Algunos huéspedes son tímidos y tienen miedo de molestar a otros, por lo que los invito a sentarse con los demás a la mesa». —Emily (Italia)
- «A la gente de negocios la veo poco, ya que suelen pasar el día con clientes y por la noche quieren relajarse. A los turistas les doy muchos consejos como experta en la ciudad y, a veces, dejan claro que quieren que hagamos algo juntos. Las personas que viajan solas están siempre bien organizadas y puedes hablar con ellas de política y cultura». —Christa, Múnich (Alemania)
- «Sé abierto y neutral: tus huéspedes tienen distintas opiniones sobre el mundo y la política. Es una oportunidad fantástica para aprender. Sé neutral para empezar y deja que las conversaciones sigan su curso natural». —Kath, Albany (Australia)
Compartes parte de tu casa, pero también parte de ti. Una vez que tienes organizadas las tareas domésticas, empiezan realmente los beneficios. Paul, un anfitrión de Londres, lo explica claramente: «Veo a cada huésped como una oportunidad para aprender algo nuevo y conocer a una persona que, de otro modo, no habría conocido. Algunos me han resultado muy interesantes, proceden de un estilo de vida que desconozco y tienen opiniones y puntos de vista que no comparto. Pero me encanta conocer a esa gente y compartir mi espacio con ellos. No hay nada más personal que abrir tu propia casa a un extraño mientras tú vives en ella, ¡pero creo que tampoco hay nada más gratificante!».