Hola @Eduardo90, @Johanna55 y @Michael477. Este tema se ha tratado ampliamente en este foro y mucha tinta digital ha corrido por nuestras pantallas. Mostrar el domicilio tiene sus riesgos inherentes a la seguridad que se maneja en cada ciudad y cada uno de nosotros debe evaluar hasta dónde puede exponerse. Lo claro aquí es que para lograrlo, si fuimos inicialmente contactados por algunas de estas plataformas tipo Airbnb, es que debemos saltarnos las normas por las que se rigen y buscar la manera de publicar subrepticiamente nuestros datos personales para lograr ese contacto directo, lo cual ya no habla muy bien de nuestra buena fe. Si ya se tiene un anuncio bien posicionado y con buenas evaluaciones, la exigencia de mostrar la propiedad previamente a la reserva es totalmente innecesaria pues las fotos y los comentarios vertidos son nuestra mejor carta de presentación.
Pero como esta conversación ha derivado hacia alquilar directamente relataré mi más reciente experiencia sobre decidirse a hacerlo (lo cual es válido y, obviamente, más ventajoso para las dos partes). Hacia mediados de este año recibí a una pareja de huéspedes que estaría en Bogotá por casi todo el 2do. semestre de este año, tomando el apto. por 2 semanas mientras buscaban donde instalarse por el resto de su permanencia en Bogotá. Cuando lo recibí de vuelta lo habían dejado en condiciones inmejorables para los 15 días de estadía. ¡«Maravillosa pareja» me decía! Bien, a finales de octubre me vuelven a contactar por móvil; esta vez sólo uno de ellos quería alojarse por un término de 28 días, pero con un lapso de 5 días libre porque quería viajar a Cuba. Acordamos los 28 días de corrido para una sola persona a un precio bastante favorable para él comparado con la primera vez que se alojó. A pricipios de este mes recibí el apto. y la diferencia en el estado en que lo entregó respecto a la primera vez es bastante notoria en todo: orden, aseo, daños (rompió el plastificado de una puerta del mueble de cocina y botó una tapa de la pata de una silla recientemente comprada cuyo remplazo no se consigue y que por tanto reponerla implica comprar la silla) 😠 De esos daños no me percaté al recibir el apto. y ahora los gastos deberán correr de mi bolsillo.
La moraleja para mí es que las evaluaciones y el depósito de garantía son una gran presión que invita a un mejor comportamiento y cuidado por parte de la mayoría de huéspedes y que éstos se relajan si no sienten esta presión. Me he quedado sin ganas de alquilarlo directamente y de hacerlo exigiría una alta suma de depósito de garantía ya que el bolsillo es lo que más nos arde cuando se toca.
Un saludo.
Debemos ser el cambio que deseamos ver en el mundo
M. K. Gandhi
