[Festival] Dificultades y alegrías al ofrecer experiencias online

Laura
Community Manager
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London, United Kingdom

[Festival] Dificultades y alegrías al ofrecer experiencias online

 

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Screenshot 2022-08-31 at 08.45.06.pngEsta publicación es parte del CC Festival de la Hospitalidad 2022 , tema original creado en el Centro de la Comunidad italiano por  @Deirdre122 y lo hemos traducido. 

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Soy anfitriona de experiencias desde hace 8 años y organizo rutas a caballo por la naturaleza en las que acompaño a viajeros de todo el mundo. Cuando todo se puso patas arriba en 2020, nos tocó adaptarnos a una nueva realidad: al principio dejó de venir gente y ahora, dos años más tarde, los viajeros van llegando con cuentagotas. Antes de la pandemia, jamás se me habría pasado por la cabeza organizar estos safaris virtualmente, pero aquí estamos. ¡Y la verdad es que ha sido toda una aventura!

La comunidad de anfitriones de experiencias online es una auténtica maravilla: está formada por personas muy ingeniosas, creativas, dinámicas y solidarias que saben que ayudarnos mutuamente nos beneficia a todos. He aprendido mucho de otros anfitriones desde que me lancé al mundo virtual y también he disfrutado de muchas de las experiencias online que ofrecen.

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Empecé haciendo safaris virtuales a caballo y, aunque la experiencia era algo único, la verdad es que tenía sus limitaciones. Tengo un caballo increíble y podía confiar en él a ciegas porque sabía que me llevaría perfectamente por toda la reserva mientras yo me dedicaba a grabar y hablar. Sin embargo, en abril de 2021, mientras montaba a un caballo joven, tuve un inesperado accidente que me provocó una lesión bastante grave. Pasé 6 meses sin poder montar, así que no me quedó más remedio que reinventarme otra vez. Empecé a moverme con un carrito de golf para ofrecer los tours y eso me permitió hacer cambios muy positivos en la experiencia. Con el carrito podía moverme un poco más rápido por la reserva natural, tenía un techo que me protegía en los días de lluvia y pude instalar un amplificador de señal para mejorar la velocidad de internet, ¡un factor clave para las experiencias online! Antes de la pandemia, nunca habría pensado que el wifi sería importante para ofrecer una ruta a caballo.

 

Esta versión virtual también tiene sus cosillas, claro, ¡y algunas son dignas de recordar! Averías en el carrito de golf, cortes de luz por la crisis energética de Sudáfrica, las interesantes aventuras a las que a veces me llevan mis simpáticos amigos de la fauna salvaje...

 

Pero empecemos con las anécdotas de los días de lluvia. El invierno pasado llovió a mares por esta zona (como dijo E. E. Cummings: «El mundo es barro suculento y charco maravilloso»), y eso me dejó solo un camino por el que entrar y salir de la reserva. También limitó las rutas que podía seguir pero, por supuesto, a los animales les preocupan bien poco mis problemas con el itinerario y se pasean por donde les viene en gana. Así que, lógicamente, hice todo lo posible por ofrecer a los participantes las mejores vistas y, en una ocasión, calculé mal la profundidad del barro ¡y me quedé atascada en un abrir y cerrar de ojos! Por suerte, estaba justo al final del recorrido, así que pude despedirme y luego llamar por teléfono para pedir ayuda y que me sacaran de allí. También acabé caladita de la cabeza a los pies en muchas de las rutas que hice el invierno pasado. Como todos sabemos, la tecnología y el agua no se llevan demasiado bien, así que tuve que luchar con unos dedos congelados que ya no querían colaborar para evitar que mis dispositivos se mojaran.

Y eso no es todo: mientras tanto, tenía que seguir hablando y asegurarme de grabar buenas tomas para la gente que estaba participando en la experiencia desde su casa, al calorcito y sin lluvia, con una taza de café en la mano. Pero todo esfuerzo tiene su recompensa y, en un día frío y lluvioso de invierno, fuimos testigos del nacimiento de una cebrita. Nos perdimos el parto en sí, pero la cría estaba dando sus primeros pasos con patas temblorosas, la mamá todavía tenía la placenta arrastrándose tras ella y el papá corría de un lado a otro manteniendo lejos, por una parte, al resto de la manada y, por otra, a unos cuantos antílopes africanos. ¡Fue un momento muy especial que pude compartir con las personas que se habían apuntado a mi experiencia desde la otra punta del mundo!

Después está el tema de los cortes de luz. De vez en cuando, aquí, en Sudáfrica, la empresa eléctrica programa restricciones de la luz cuando hay demasiada tensión en la red por varias razones y no son capaces de suministrar energía de manera continua. Estos cortes de energía suelen durar dos horas y media y, dependiendo de la fase en la que nos encontremos, pueden ocurrir entre dos y cuatro veces al día. Hace poco, en la fase 6, llegamos a tener cortes de cuatro horas y media. Y, aunque yo no necesito electricidad directamente para ofrecer mi recorrido virtual, sí me hace falta tener internet. Sin embargo, cuando hay restricciones, las torres de telefonía móvil no pueden hacer frente a los cortes ni siquiera con las baterías auxiliares. En esos momentos, es imposible conectarse a una videollamada por Zoom, así que me ha tocado hacer malabarismos y, cuando no me ha quedado otra opción, he tenido que cambiar la fecha de alguna sesión. En una de esas ocasiones, durante uno de esos cortes prolongados, mi carrito de golf no se cargó lo suficiente y, como no tenía un medidor de batería, no me di cuenta. Lógicamente, el resultado fue que me quedé atrapada en la reserva por segunda vez, en esta ocasión al atardecer. Una vez más, tuve suerte y justo acababa de terminar el tour. Intenté contactar con la granja para pedir ayuda, pero, con las restricciones de electricidad, no conseguía llamar ni mandar mensajes. Así que me até al niño en la espalda y salimos caminando de la reserva mientras se hacía de noche. Afortunadamente, no pasó mucho tiempo antes de que alguien recibiera mis mensajes y viniera a llevarnos a casa y a sacar el carrito de la reserva.

 

¿Por qué cuento todas estas experiencias que fueron un mal trago? Para ilustrar las dificultades y las alegrías que supone ser anfitrión. Las cosas no siempre salen como las planeamos, pero yo me quedo con los fantásticos amigos que he hecho y con la lección de que la gente es buena. Siempre habrá detalles que saldrán mal, pero me he dado cuenta de que las personas son amables por naturaleza y de que valoran más una experiencia real que una perfecta. He ofrecido mi experiencia a grupos que, cuando llega el momento de despedirnos mientras contemplamos juntos una preciosa puesta de sol africana, me preguntan si es seguro que vaya conduciendo a casa de noche y se ofrecen a quedarse conmigo (a través de la videollamada, desde el otro lado del mundo) hasta que llegue a mi hogar sana y salva. Sé que los equipos corporativos suelen tener horarios estrictos, así que intento acabar puntual, pero invito a quienes quieran a quedarse conmigo mientras conduzco de vuelta a casa. Y, cuando hay gente que se queda conectada a Zoom esa media hora de más, es maravilloso poder tener una conversación más personal y hablar de algunas cosillas extra que no hemos comentado durante el propio tour. Cuando los participantes me dicen que tienen la sensación de estar sentados a mi lado en el carrito de golf, siento que he logrado mi objetivo de ofrecerles un auténtico safari, dentro de lo que se puede hacer a través de una experiencia online. A veces, la que se lleva una agradable sorpresa soy yo, cuando la gente se conecta con ropa de safari y pone fondos con fauna salvaje en la videollamada de Zoom.

 

He ofrecido mi experiencia a gente que se ha apuntado sola y también a parejas, familias y empresas de todo el mundo. Muchas de esas personas nunca han estado en Sudáfrica ni en otros países del continente y están teniendo su primer «encuentro» con la vida salvaje africana conmigo desde la comodidad de su propia casa u oficina. He conocido a personas increíbles y he podido compartir mi pequeño trocito de paraíso a la vez que explico los problemas relacionados con la conservación y algunas prácticas de turismo responsable. Espero que estas experiencias animen a los viajeros a añadir África a su lista de planes pendientes si no lo habían hecho ya. Y, como siempre digo en mis tours: «La única persona a la que envidio es aquella que aún no ha estado en África, porque tiene infinidad de maravillas por descubrir».

 

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