Hola a todos!!
Antes de que me critiquen por lo vanidoso del título, quiero aclarar que, ¡Todos somos exitosos! Trabajamos mucho, damos lo mejor, escuchamos a nuestros huéspedes para mejorar, cuidamos los detalles, mantenemos cordial y eficiente comunicación, administramos, respondemos con sentido de urgencia ante los imprevistos, ponderamos la limpieza y seguridad, nos aseguramos de cumplir las expectativas de nuestros huéspedes, más de una vez las sobrepasamos y, al estar a la altura, disfrutamos el beneficio económico que corresponde a nuestro esfuerzo.
Escuché desde niña a mi abuela que siempre repetía…”El que tenga tienda, que la atienda”, al tomar la acertada decisión de pertenecer a Airbnb vino a mi mente con fuerza este recuerdo, puse manos a la obra y hace 5 años inicié con ilusión y alegría este proyecto, desde el inicio ya me había cansado...Que si el mobiliario, que si la decoración, los colores, las luces, ¿madera o vidrio?, barandales y seguridad en el hogar, ¿Recepción personal o Llegada autónoma?, ¿Reserva Inmediata?, Normas de la Casa,
Ufff !!! ¿Y la política de cancelación?....No sabía del Depósito de Garantía, ¿Y las mascotas? Me quemé las pestañas leyendo tanto y por fin tomé las mejores decisiones, por lo menos eso creí en aquel momento.
Orgullosamente recibí mis primeras solicitudes de reservación en poco tiempo, ¡Qué Nervios! ¿Cuál es la mejor opción?, tengo que decidir entre varios huéspedes ¿y ahora? ¿Cómo les puedo marcar rechazo con un mensaje bonito? ¿Qué más les pregunto? ¿Y si me equivoco?...
El sonido de notificaciones no paraba y en mi mente una brillante caja registradora también sonaba sin dejarme pensar, ¡Jajajaja! Era un puente festivo, no había alojamientos disponibles, tenía precio sugerido y marqué descuento para mis primeras reservas… una de tantas “novatadas” que me divierte mucho recordar ahora, (para ser honesta en aquel momento no me hicieron ninguna gracia).
Qué tiempos aquellos!! La plataforma tenía 40 alojamientos disponibles en mi pequeña ciudad turística y colonial muuuy visitada, calendarios llenos, entre responder consultas, aceptar reservaciones, la recepción de huéspedes y demás menesteres, el día se pasaba volando, pronto me di cuenta que necesitaba un equipo de trabajo, y se oía muy bien cuando, con sentido de pertenencia, me escuchaba decir... “Nuestro equipo de limpieza”, “Nuestro equipo de mantenimiento”, todavía recuerdo mi sonrisa de satisfacción por las incidencias resueltas de manera profesional y eficiente, huéspedes felices y agradecidos, 0 Quejas, 5 Estrellas.
Todo viento en popa, ya éramos 80 en las filas de airbnb y seguíamos en el top 10, ¡con algunos ajustes, claro! Seguimos trabajando, modificando, mejorando, pero más que todo esto...aprendiendo; aparecieron los enojos, algunos imprevistos que no pudimos resolver, la primera mala calificación, el primer bloqueo de cuenta ¡Que susto me llevé!, más aprendizaje, más experiencia, algunos huéspedes que debí rechazar, más de 150 lugares y cada vez más alojamientos, ya no teníamos nuestras flamantes 5 estrellas, caímos al top 20, más enojos, ¿Qué vamos a hacer? Casi era la crónica de un desastre anunciado, es demasiada competencia ¿Bajamos los precios? ¿Cambiamos de giro? No, más estrategia, más servicios, más descuentos, más calidad y la vorágine del estrés...me dejé llevar, perdí el enfoque más importante.
Hasta el año pasado había más de 300 alojamientos, la lucha continuaba, y, de pronto, casi sin aviso, todo se paralizó, meses con calendarios bloqueados, la Salud es lo principal, sin personal, sin “nuestros equipos de trabajo”, sábanas sobre los muebles, las ciudades y países cerrados, el silencio de todos los que lamentablemente sucumbieron…¡Cuánta tristeza!
Mi anterior “angustia” de anfitriona luchando por conservar su lugar en el ranking de la web desapareció para dar paso a lo que realmente vale, más aprendizaje y con él, mi aparato digestivo sumamente agradecido, gastritis, colitis y demás “itis” desaparecieron, me mantuve ocupada con las labores del hogar extrañando mi ajetreada actividad, recuperé el enfoque que en algún momento y sin darme cuenta perdí, fluyeron las ideas.
De menos a más regresó el sonido de las notificaciones, leer los avisos de información general, algunos consejos, sin prisa por enterarme, de a poco nuevamente consultas, algunas reservaciones confirmadas, llegó el verano y los viajes, tal como lo anunciaron, se reactivaron.
¡Qué alegría portar nuevamente un overol de trabajo! El añorado verde en mis calendarios me tomó por sorpresa...¡Jajajaja! ¡La estrategia funcionó! Limpiar, acomodar, poner más flores, con Esperanza y Fe, ya no gasto mi energía contando alojamientos, hago lo que tanto me gusta, aquí y ahora, recordando que “El sol sale para todos”, convencida que pronto regresará nuestro personal y confiando en que el trabajo realizado dará sus frutos; mientras tanto, “atiendo mi tienda” y si el tiempo no me da para mas, les doy la Bienvenida a mis huéspedes con overol pero bien peinada!!
¡Un Abrazo!
Gloria
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