Hola, @Jessi7! Soy Mexicana radicada en San Pedro de Atacama, Chile. Perdona si te parece un poco largo mi comentario, pero quiero dejar bien claras mi experiencia y mis dudas. Tengo un departamento entero en Airbnb, que arriendo como espacio completo para 4 personas máximo. Me quedó dando vueltas tu frase final de que "uno espera que esas reglas sean respetadas", porque en mi experiencia (estoy más o menos desde julio-agosto en Airbnb), el primer problema que enfrentamos como anfitriones, es que la gente NO LÉE el anuncio completo, y menos las reglas de la casa; se limita a ver las fotos, el precio y algunos leen los servicios, pero son pocos. Antes de iniciar con Airbnb, decidí hacer unas reservas "piloto" por mi cuenta, para comprender el funcionamiento del hospedaje y ver qué aspectos podría mejorar. Fueron 4 reservas de prueba, y en general estuvieron bien; pero una en especial, de alemanes estudiantes de posgrado, fue terrible experiencia. Cambiaron todos los muebles de lugar, hasta el extintor de incendios; se robaron algunos bowls del menaje de mesa, usaron la piecera de la cama principal como alfombra de juegos para el bebé que tenían, y la arrastraron por todo el piso (quedó inmunda). Además, trataron por todos los medios de conseguir descuento, y usaron el jabón de manos para todo: para las manos, los platos, como shampoo y como jabón de ducha y hasta para lavar ropa, cosa que no deberían hacer si uno ha puesto en el anuncio que no incluye servicio de lavandería. Uno entiende que es inevitable que laven calcetines o algo de ropa interior, pero no todo tipo de ropa. Además, se llevaron las toallas a excursiones y también cubiertos y ollas que utilizaron como tupper ware para los paseos. Mis toallas y ropa de cama son blancas y lo anuncio como garantía de higiene, y no puedes imaginar de qué color las dejaron, al punto que fue imposible recuperar el blanco original. Finalmente, todo el menaje de mesa y cocina tuve que volver a lavarlo, porque ellos lo hicieron sólo por el lado visibe y los vasos quedaron llenos de grasa. Al final, terminaron reclamando ellos por el servicio, por no poner detergente para platos, por no tener lavandería, por no dar servicio de limpieza, y una lista interminable de reclamos. Sin embargo, el último día solicitaron extender la estancia por dos noches más, cosa que por supuesto no admití. Esa experiencia, al final y luego del disgusto, me llevó a comprender que la gente no respeta las reglas: lava los platos y ollas casi "en seco", no compra lo necesario (como detergente para platos, jabón de ducha, shampoo, etc.), y eso que hay una tienda a 10 metros del alojamiento, y lava las prendas que se le da la gana a escondidas. He puesto una larga lista de reglas para el alojamiento, pero aún así la gente no respeta la mayoría. La única manera en que he logrado mantener un poco bajo control la situación, ha sido seleccionando la clase de huéspedes que alojo, elevando mis precios, para conseguir que lleguen personas con un nivel de educación (no de estudios) mayor. Es lamentable y suena un poco discriminatorio, pero es la realidad en mi experiencia. Para empezar a tener reservas, se me ocurrió aceptar la sugerencia de Airbnb de poner una oferta, y entre quienes la aprovecharon llegó un grupo que dejó el departamento realmente sucio y que rompió algunas cosas, así que no utilizo los precios sugeridos por la plataforma, porque además están muy lejos de ser los que corresponden a la realidad de San pedro de Atacama, una de las 4 localidades más caras de Chile. En fin, que mis reglas ahora serán aún más estrictas, y estoy pensando en poner multas o de plano incluir el cobro de servicio por limpieza. En conclusión, NO ESPERES QUE TODOS RESPETEN LAS REGLAS, PORQUE LA MAYORÍA NO LAS LÉE.