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Destacamos los testimonios de algunos anfitriones y huéspedes de habitaciones en una nueva campaña global que esperamos qu...
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En 2015, mientras Diego buscaba trabajo como chef en Cancún, México, le sugirió a su esposa Mariana que publicara un anuncio para alquilar una habitación de su casa en Airbnb y así ganar un dinero extra. Mariana, que trabajaba en un hotel de la zona, se mostró escéptica y preocupada por su privacidad, pero accedió a intentarlo. Al final, les encantó la experiencia de conocer a los visitantes y ayudarles a organizar su viaje en la ciudad, y les pareció una fantástica forma de aumentar sus ingresos.
«Fue increíble recibir a nuestros primeros huéspedes. Venían de lugares como Alemania y Francia», afirma Mariana.
Disfrutaron tanto de ser anfitriones que decidieron ayudar a otros a compartir también sus alojamientos. «Es una excelente manera de ser más independientes económicamente», señala.
Seahorse ahora gestiona 37 anuncios, incluidas dos propiedades que la pareja compró y otras que administran para amigos y vecinos. Emplean a tres personas, todas de la zona, que ayudan con el mantenimiento y el trato con los huéspedes. Más del 90 % de la actividad de Seahorse se produce a través de Airbnb. Diego y Mariana se unieron a la plataforma desde el principio porque la visibilidad que les ofrecía les permitía atraer a huéspedes sin necesidad de publicitarse. Gracias a las excelentes evaluaciones de sus huéspedes, Mariana y Diego rápidamente consiguieron que les recomendaran a otras personas en Airbnb, tanto a posibles huéspedes como a otros propietarios de alojamientos del lugar que buscaban una empresa que les ayudara a hospedar en sus espacios.
Mariana cree que no podrían haber logrado un éxito tan rápido anunciándose en ninguna otra plataforma. «Acabo de recibir otra llamada de alguien a quien le han recomendado nuestra empresa para que gestionemos su casa», dice Mariana. «Ahora nos recomienda tanta gente que he tenido que preguntarle cómo consiguió nuestro número».
Si Mariana y Diego tienen algún problema, saben que la Garantía para anfitriones de Airbnb les ayudará a recuperar la cantidad total que deban desembolsar por cualquier daño causado a sus propiedades, lo que les da tranquilidad mientras su negocio sigue creciendo.
«La asistencia, el servicio y la seguridad que nos proporciona son increíbles», afirma Mariana. «Cada vez que pensamos en anunciar nuestras propiedades en otro lugar, nos decimos: “¿Realmente merece la pena?”».
Entre 2016 y 2018, los ingresos de Seahorse Rentals casi se triplicaron. En diciembre de 2017 y 2018, uno de sus meses de más actividad, llegaron casi hasta los 500 000 pesos mexicanos (aproximadamente 25 000 dólares). Seahorse se ha asociado con empresas turísticas locales para ofrecer descuentos a sus huéspedes, así como compras personalizadas y servicios de chefs para los viajeros que lo deseen. Mariana cree que la presencia de Airbnb ha contribuido a conseguir un nuevo tipo de turismo en una región de México que era más conocida por sus resorts con todo incluido.
«Podemos ver que ha tenido un gran impacto en el centro histórico», dice Mariana. «Muchos restaurantes estaban empezando a cerrar porque la mayoría de los hoteles lo tienen todo incluido». Cuando la gente viene a un Airbnb, añade, «realmente llegan a conocer el lugar que están visitando».
Mariana afirma que quieren que Seahorse siga creciendo con Airbnb, pero más despacio, ya que no les gustaría sacrificar su toque personal. Solo planean añadir unas tres propiedades a su oferta cada año. «Hay que poner mucha dedicación en cada una de ellas para asegurarse de que la estancia de los huéspedes salga perfectamente», concluye.
Ese gusto por cuidar de los pequeños detalles también les ha aportado otras cosas que no esperaban. Mariana y Diego se han hecho amigos de muchos de sus huéspedes habituales y el año pasado Mariana visitó a su primer huésped en Airbnb durante un viaje a Alemania. «No podemos visitar a todos los huéspedes, pero mantenemos el contacto con ellos por mensaje», continúa. «Y, pensando en el futuro, no queremos perder la esencia de lo que hacemos».
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