A la salida de mi huésped, cual fue nuestra sorpresa cuando en las camas, para empezar el proceso de limpieza y desinfección para la llegada de nuestros próximos huéspedes encontrarme entre la sabanas un gatito.
Corrí al celular para avisarle a mi huésped que habían olvidado al pequeño peluche que seguramente pertenecía a la mas pequeña de mis huéspedes. Les envié un mensaje y les dije que habían olvidado al gatito, a lo cual respondió: “Daselo a un niño que lo haga feliz”, lo cual me pareció muy amable de su parte.
A los dos días, sin darme tiempo de buscarle un nuevo dueño al gatito, se comunicaron conmigo y me dijeron que la pequeña no dejaba de preguntar por su compañero de viaje, ellos se encontraban en sus vacaciones recorriendo la región y me comentaron que a su regreso pasarían por el peluche antes de volver a casa en Alemania.
No tuve oportunidad de dárselo en persona, pero lo dejé con una vecina que me haría el favor de entregarlo justo cuando pasarían de camino. Al platicar al día siguiente con la vecina me dijo que la pequeña niña al ver el gatito le hizo la promesa que nunca mas lo olvidaría en ningún lugar y que estaba muy contenta del rencuentro.
Pienso que estas experiencias como anfitrión te llenan de satisfacción, saber del rencuentro de la pequeña con su peluche fué algo que me dibujo la sonrisa y me hizo pensar en que la hospitalidad es una parte esencial en las experiencias de nuestra comunidad de viajeros y nos hace sentir que nuestro trabajo como anfitriones influencia de manera positiva al mundo.
Mauricio