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Para celebrar el quinto aniversario del programa de Superhosts, queremos destacar a varios anfitriones increíbles que llevan siendo Superhosts desde el principio.
Este mes se cumple el quinto aniversario del programa de Superhosts de Airbnb y vamos a celebrar este logro tan importante dando a conocer a varios de los magníficos anfitriones que han conseguido la categoría de Superhost una y otra vez. Aunque parezca increíble, más de 3000 anfitriones han alcanzado la categoría de Superhost durante 20 trimestres consecutivos desde el inicio del programa en 2014. Queríamos saber qué hace falta para ser Superhost durante cinco años seguidos. Así que hemos recopilado una selección de historias y enfoques únicos para hospedar a otro nivel de 20 Superhosts fascinantes que llevan 20 trimestres siéndolo.
Larrelle, Woolamia, Australia
Aunque se describen como introvertidos, Larrelle y su marido se animaron a hospedar en Airbnb compartiendo la amplia casa rural que tienen en su rancho de 8 hectáreas a las afueras de Huskisson, un pueblo costero muy conocido de Australia. «Creo que surgió de forma bastante natural. Me sorprendió porque soy una persona reservada que prefiere la compañía de animales, pero me encanta conocer gente, escuchar sus historias y compartir lo que tenemos por aquí», cuenta Larrelle. «Me encanta ver las caras de felicidad de la gente cuando se relacionan con mi familia y mis animales».
Los huéspedes comparten la propiedad con tres caballos y un grupo de canguros salvajes. «Es muy gratificante para mí, sobre todo ver cómo reaccionan los niños que no tienen perro en casa, y mucho menos caballos y canguros», explica. Larrelle considera que ha mantenido su categoría de Superhost durante 20 trimestres porque ofrece a sus huéspedes un espacio muy cuidado y lo suficientemente apartado del bullicio de los lugares de interés de la zona. También ofrece oportunidades únicas de relajarse, conectar con la naturaleza y participar en las actividades agrícolas que a uno le apetezca. «Muchos huéspedes salen conmigo a dar de comer a los animales o me ayudan a acicalar a los caballos», dice. «Además, según se despiertan por la mañana, pueden ver desde la ventana cómo saltan los canguros fuera. Eso no es algo fácil de encontrar».
Vicky, Penzance, Reino Unido
En 2006, Vicky y su pareja Joe se mudaron de Londres a Penzance, en la escarpada costa británica de Cornualles, para cumplir su sueño de montar un estudio de grabación y una discográfica independiente cerca del mar. La pareja compró una impresionante casa victoriana de piedra y la decoró con muebles antiguos, instrumentos y objetos de todo tipo que transmiten su estilo y creatividad únicos. Cuando se dieron cuenta de que les encantaba abrir las puertas de su casa a los músicos con los que trabajaban, decidieron dar un paso más y convertirse en anfitriones en Airbnb.
Vicky cree que el cariño con el que enseña a los huéspedes la belleza del lugar que considera su hogar es el motivo por el que ha conseguido la categoría de Superhost 20 veces seguidas. Varios de sus huéspedes han podido disfrutar de la experiencia única de recorrer el estudio de grabación e incluso conocer a los artistas que están trabajando allí (algunos hacen giras internacionales y son bastante famosos). Pero, ante todo, Vicky disfruta hospedando y conociendo personalmente a estos viajeros. «Preparo un desayuno rico y sano, les pregunto por lo que hacen y les doy recomendaciones, si quieren», dice. «A veces, conectamos automáticamente. Luego estamos desayunando dos horas y los huéspedes se dan cuenta de que se les pasa el día sin ver Cornualles».
Hila y Daisuke, Fujieda, Japón
El sueño de Hila y Daisuke era tener una casa histórica en uno de los espectaculares pueblos rurales cercanos a Fujieda (Japón), donde podrían alojar a viajeros y enseñarles la cultura de esta región. Según manda la tradición, allí las viviendas se heredan de generación en generación, así que comprar una no iba a resultar nada fácil. Finalmente, encontraron una casa de 96 años de antigüedad en la que ahora hospedan a viajeros de todo el mundo, pero estaba en un estado lamentable. La renovaron minuciosamente y la transformaron en una base para explorar el campo y enseñar a sus huéspedes aspectos de Japón que no podrían descubrir sin un guía local.
Desde que empezó el programa de Superhosts, la pareja obtiene valoraciones muy positivas de los huéspedes gracias a su hospitalidad personalizada y única. «Una semana antes de que lleguen los huéspedes, les escribimos para saber qué quieren hacer», explica Daisuke. «Cuando llegan les recogemos en la estación de tren más cercana y les enseñamos varios sitios de camino a casa: los campos de arroz, el bosque de bambú, los plantaciones de té verde, el pueblo... Es una buena toma de contacto».
«Luego paramos en una tienda de alimentación y les ayudamos a comprar comida porque, por supuesto, todo está en japonés», añade Hila. «Y a la mayoría de los huéspedes les gusta cenar la comida que les preparamos».
Además de hospedar viajeros, Hila y Daisuke cultivan bambú, material que utilizan los artesanos locales para elaborar objetos tradicionales como cestas, pantallas de lámparas y bolsos. Los huéspedes pueden descubrir cómo se recolecta el bambú o participar en un taller de trenzado de bambú con Daisuke. No solo es una buena ocasión para compartir la cultura que tanto les gusta, sino también para que los lugareños conozcan a gente de todo el mundo.
«Hay personas con la que conectas de verdad. Un huésped me trajo té de su casa y me dijo que se habían alojado 32 veces con Airbnb y nunca les habían tratado tan maravillosamente bien», explica Hila. «Me puse a llorar. Me dio mucha vergüenza, pero estaba tan contenta que no pude evitarlo».
Younghee, Gwangju-si, Corea del Sur
Cuando la artista visual Younghee y su esposo Dongwook regresaron a Corea después de criar a sus hijos en Estados Unidos y Japón, decidieron construir una casa moderna única que expresara su visión artística: «The Lemon House» (La casa del limón), que cuenta con una galería de arte, amplias vistas de los campos de Gwangju-si y una reconocible ventana en forma de limón en la suite del piso superior. «Los limones son un motivo que suelo utilizar en mis obras», cuenta Younghee. «Es un sitio alegre, y a mis nietos siempre les ha gustado jugar aquí».
Younghee y Dongwook consideran que el hecho de haber vivido fuera les ha dado el empujón que necesitaban para hospedar con Airbnb. Y llevan siendo unos Superhosts excepcionales 20 trimestres consecutivos. «Mi marido y yo hemos tenido una vida sencilla», dice Younghee. «Se nos ocurrió que sería interesante conocer gente de diferentes profesiones e incluso de distintas generaciones. Pensé que era una oportunidad maravillosa para compartir mis experiencias vitales y animar a otros a perseguir también sus sueños».
La rutina de Younghee como anfitriona incluye decorar la casa con flores silvestres frescas, preparar un desayuno delicioso cada mañana y ayudar a sus huéspedes a descubrir la cultura local y el medioambiente como les apetezca. Varios de sus huéspedes mencionan en las reseñas que su marido y ella les acompañaron a hacer la compra, les enseñaron un museo o incluso se fueron con ellos de senderismo. «Para mí, no se trata solo de ofrecer alojamiento», indica Younghee. «Es un intercambio cultural. Nos planteamos hospedar como un servicio a los demás que a nosotros nos beneficia emocionalmente».
Nalin, Nueva Delhi, India
Después de recorrer 45 países por su trabajo como desarrollador de software, Nalin se cansó de los hoteles corporativos calcados unos de otros y empezó a alojarse en Airbnb para disfrutar de experiencias más acogedoras. Conoció a tanta gente interesante que decidió devolver el favor hospedando a viajeros en su Nueva Delhi natal. «A medida que empecé a hospedar, me fue gustando cada vez más», dice. «En el fondo, yo también soy nómada. Como hospedo y viajo, ahora tengo conocidos en casi todas las ciudades importantes del mundo».
Nalin ha conseguido la categoría de Superhost durante 20 trimestres consecutivos. Según cuenta, su logro se debe a su deseo de conectar con los huéspedes y brindarles la mejor hospitalidad posible. «Quiero que los huéspedes se sientan como en casa, aunque se queden solo cinco días», explica. «No eres un extraño que ha reservado este alojamiento; esta es tu casa».
El alojamiento de Nalin en Airbnb ha pasado de una sola vivienda a ocho apartamentos que gestiona personalmente, ofreciendo a cada huésped servicios como flores frescas y un Amazon Echo, además del nivel de orientación e interacción que prefieran. «Siempre me gusta conocer a los huéspedes durante su estancia y ayudarles a descubrir la ciudad según lo que les apetezca», cuenta. «Les digo que me avisen si están por la ciudad y necesitan que les recomiende un restaurante o les presente a alguien con quien compartir una comida. Es importante conseguir que los huéspedes se sientan como si fueran de mi familia».
