El artículo original fue publicado por @Rie9 en la comunidad de habla inglesa y lo hemos traducido a español para ti.
Los anfitriones tienen un papel fundamental a la hora de crear un mundo en el que las personas se sientan más cerca las unas de las otras, especialmente en una época marcada por la soledad. Esta serie habla de cómo pueden ayudar a dar vida a ciertos lugares. En ella, los miembros del Consejo asesor de anfitriones Claudia, de Italia, Marielle, de Francia y Rie, de Japón, hablan de su experiencia. Más información sobre el Consejo asesor de anfitriones.
Crecí en la zona centro de Japón y de joven me encantaba hacer viajes en plan mochilera. Con 29 años me mudé a un pequeño pueblo de Okinawa y crie a mis tres hijos en esta zona turística de playa situada en el extremo sur de Japón.
Cuando tenía 30 años, era tan introvertida que me negaba a usar un teléfono inteligente. Entonces, un amigo me habló de Airbnb y yo no daba crédito a sus palabras. Usar esa aplicación me puso las cosas muy fáciles a la hora de viajar, porque me servía para buscar y reservar alojamientos, leer guías y comunicarme con los anfitriones. Empecé a hospedar en Airbnb a los 42 años.
Al igual que muchas ciudades turísticas de todo el mundo, Okinawa alberga grandes hoteles y complejos, y yo creo que eso no ayuda a ofrecer experiencias y alojamientos auténticos. Por ejemplo, los estudiantes suelen alojarse en residencias que gestionan inversores externos, por lo que seguramente se relacionarán menos con los lugareños que si se quedaran con gente de la zona.
Durante los últimos tres años, he estado trabajando con las autoridades del pueblo para desarrollar un programa de formación de guías y ayudar tanto a Airbnb como empresa como a los anfitriones a integrarse mejor en nuestra comunidad. Creemos que los anfitriones locales que tienen un gran arraigo en la región pueden ofrecer a los visitantes una experiencia representativa.
En esta foto estoy celebrando la colaboración entre mi municipio y Airbnb Japón con el Country Manager del país.
En 2023, organicé un recorrido por el pueblo con visitantes de zonas urbanas. Les enseñé los santuarios y las playas cristalinas, y les mostré todo lo que transmiten. Además, participaron en una actividad con los lugareños en la que tenían que ir buscando sellos digitales durante el paseo.
La respuesta fue muy positiva. Una persona dijo que fue una experiencia inolvidable y otra está planteándose mudarse aquí. Cuando te quedas en un hotel, todo es mucho más distante: su objetivo es prestarte determinados servicios y ya está. Sin embargo, cuando estás con un anfitrión en Airbnb, hay una relación más personal y cercana. Y eso es lo que más me gusta.
En la foto salen mi marido y mis amigos, que disfrutaron mucho reparando este barco tradicional de madera.
Creo de verdad que podemos ayudar a los jóvenes de nuestro pueblo a reconocer el valor de esta comunidad y a sentir orgullo por sus raíces. Me parece que hospedar a través de Airbnb puede ser una fantástica motivación para revitalizar sus ciudades natales y prosperar en ellas. Además, ser anfitriones y conocer a distintos huéspedes les abriría la mente.
Aquí estoy frente a unos jóvenes árboles de ébano que se utilizan para fabricar instrumentos musicales tradicionales de la región. Los plantaron estudiantes de música después de que la mayoría se perdieran en la guerra.
Mi pueblo es el típico destino de playa que no destaca por su originalidad, pero creo que, a través de Airbnb, podemos atraer a visitantes que quieran alojarse con lugareños y disfrutar de experiencias genuinas.
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