Hola comunidad: Hoy no siento mucho placer en escribir, sino todo lo contrario, estoy muy triste;
hace unos días recibí una evaluación de una huésped que se hospedó en mi casa con sus padres, yo soy arrendadora de vivienda desde hace 20 años y miembro de la comunidad de Airbnb hace exactamente un año, he tenido experiencias maravillosas en el intercambio con turistas en todo este tiempo y también me he tragado mis buches amargos como le sucede a todo el que se relaciona con muchas personas, eso siempre han sido experiencias y conocimiento que he sumado a mis años de servicio y a decir verdad las evaluaciones de los huéspedes de Airbnb me han ayudado a mejorar increíblemente pero... lo que me acaba de suceder me ha hecho una herida que aunque han pasado varios días no deja de doler, esta huésped me señala varios problemas de los servicios, que las camas son ruidosas e incómodas (a su juicio), que los hice esperar en la puerta de mi casa (porque usaron una llave equivocada, se trabó y en ese momento yo no me encontraba en la casa) y me señalan que "En la casa vive mi hijo adulto que tiene síndrome de Down", como si esto fuera un defecto de los servicios que ofrezco, de hecho yo vivo con mi hijo Juanito, que es la luz de mi vida y lo representa todo para mi, y no es Down él nació con una discapacidad, un trastorno psico-motor que no le permite funcionar como las demás personas, el tiene el cuerpo de un adulto, pero tiene un corazón puro y el cerebro de un niño, esta muy bien educado, saluda cuando llega y se despide cuando se va, no se relaciona espontáneamente con las personas a no ser que se le solicite su atención, sale solo a la calle y es capaz de interactuar con las personas con las limitaciones de lenguaje que tienen las personas con esa discapacidad, para él los viajeros que me visitan son como otras personas que viven en la casa, no son el foco de su atención y apenas repara en ellos, yo vivo orgullosa de mi hijo y entiendo que los huéspedes pueden estar de acuerdo o no con los servicios que poseo pero nunca he tenido a mi hijo "oculto" para que los huéspedes u otras personas no lo vean, sino todo lo contrario, mi casa la han visitado huéspedes de todos los países desde que era muy pequeño y nunca nadie ha señalado que su existencia y su padecimiento sean un problema, y mucho menos listarlo junto a otros defectos de los servicios que pueda tener mi alojamiento o como una alerta para que otros huéspedes no se "sientan afectados" al compartir algún espacio con una persona discapacitada.
Cuando recibí esta evaluación revisé bien si al inscribirme en Airbnb debía yo apuntar las personas con las que vivo o sin tienen alguna discapacidad y no lo encontré, tampoco paso por mi mente ponerlo como otro asunto que pudiera molestar a los huéspedes porque nunca he creído que mi hijo sea una molestia y el día que sea así con seguridad me muero de hambre junto a él pero dejo de rentar, (tengo 70 años de edad y mi sustento es la renta de esa habitación) cuando comencé a trabajar con Airbnb acepté una clausula que decía que nunca discriminaría a personas por el color de su piel , sexo, preferencias, etc..en mi casa siempre he recibido huéspedes con diferentes características, discapacidades motoras, auditivas e incluso psicológicas y todas estas personas siempre se han tratado con honores porque para mi todos merecemos lo mejor solo por estar vivos y ser hijos de Dios aunque muchos no se vean como tal, por mi parte incluiré en mi anuncio fotos de mi hijo conmigo y les hablare de su condición, para que "los Huéspedes de corazón duro" me hagan el regalo de no ir a mi casa, pues no son ni serán bienvenidos y quizás esto sea una forma de permitirme el derecho de recibir en casa solo personas que sean capaces de ver el sol...no solo sus manchas.
Para mi todo esta ha sido duro, sin embargo nunca me he sentido más orgullosa de mi hijo y de mi condición de madre por eso quiero dedicar a los "huéspedes de corazón duro" los versos: “Cultivo una Rosa Blanca" de José Martí, el Apóstol Nacional Cubano.
Cultivo una Rosa Blanca
En Junio como en Enero
Para el amigo sincero
Que me da su mano franca.
Y para el cruel que me arranca
El corazón conque vivo,
Cardo ni Ortiga Cultivo;
Cultivo una Rosa Blanca.