En estos días, tuve uno de esos momentos en los que me replanteé todo lo que hago diariamente para ofrecer lo mejor posible... pero siempre hay alguna mosca en la sopa.
Les cuento: tuve una huésped que, desde el momento en que llegó a la unidad, fue una pesadilla. Nunca leyó las instrucciones ni siquiera la descripción del anuncio, y llegó peleando porque creía que había llegado a un apartamento con otras dimensiones y distribución.
La verdad es que seguí mis propios consejos al pie de la letra y, aun así, el resultado fue el peor: ¡una reseña de 1 estrella! Se le ofreció todo: reubicación, reembolso, llamadas a deshora, llamadas fuera de la plataforma... ¡todo! Y aun así, su reseña malintencionada se quedó.
¿Qué aprendí de todo esto? Después de toda la pena y la rabia, en la tranquilidad me di cuenta de que todo sigue, las reservas siguen llegando y esa persona, al final, quedará en el olvido.
Solamente tenemos el control de nuestras acciones. No podemos determinar quién llega, quién nos tocará en servicio al cliente o cómo reaccionarán los huéspedes. Lo único que podemos hacer es comprometernos con el servicio y seguir mirando hacia adelante, porque esa estrella va a quedar enterrada ante todas las experiencias positivas de todos los que vendrán.
¿Y tú? ¿Has tenido momentos como el mío? ¿Reaccionas bien o me compartes tus clases de meditación? ¡Les leo!
BP