Siempre me ha parecido que Airbnb dispensaba muy buen trato a los anfitriones y que hacía gala de ser una empresa que cuidaba a sus clientes, como superhost y con cierta antigüedad, siempre.
Siempre, hasta que he tenido problemas.
Mis últimos huéspedes abusaron de mi confianza: incumplieron las guía de la casa trayendo mascotas sin decirme nada (y no se admiten), hospedaron una tercera persona sin comunicármelo y metiéndolo en la casa a escondidas, se fueron sin limpiar dejando la vivienda como nunca había visto (suciedad, vómitos, pelos, platos sin fregar y todo desordenado) y dejando la puerta abierta de par en par 😳. Tampoco pude alojar a unos nuevos viajeros ya que hubo que invertir diez horas en la limpieza (dejaremos a parte el disgusto de ver así un hogar).
Reclamé responsabilidades y Airbnb sólo me ofrece una “mediación” en la que, dado el resultado, otorga toda la credibilidad a mis incivilizados huéspedes.
En cuanto a lo de las mascotas, no constaba en las normas de la casa pero sí en la guía = Airbnb premia al incívico y maleducado que no leyó las normas ni me comunicó que viajaba con dos perros.
Sobre el alojamiento de una tercera persona = Airbnb premia al incívico estafador que tima al anfitrión y, pese haber testigos, da credibilidad a las mentiras del mentiroso inquilino.
Sobre el lamentable estado en que quedó mi casa, tras encontrar la puerta abierta y las diez horas que costó limpiarla, Airbnb olvidó su supuesta empatía para con los anfitriones y la filosofía que dice practicar.
Esperar un trato humano de una empresa es quizá un sueño inocente pero creo verdaderamente que Airbnb no ha estado a la altura. Algunos huéspedes contactan con los anfitriones a expensas de la plataforma para eludir el pago de la comisión a Airbnb. Ahora entiendo que las garantías son las mismas.